
Resultó que el bueno de Santino fabricaba sus propios proyectiles arrancando trozos de cemento de la instalación, y luego amontonándolos en diversos puntos de la instalación, desde donde más tarde podría arrojar sus proyectiles a las hordas de primates calvos que llegaban a visitarlo.

Esto refleja una tremenda capacidad de planificación; cada mañana, a las 10, Santino se dedicaba a recoger sus piedras y acumularlas en los distintos puntos, a la espera de sus visitantes. De alguna manera, había aprendido a trazar planes (consigue piedras, amontónalas donde vayas a necesitarlas, y dispara a esos monos calvos) bastante más sofisticados que lo que nadie hubiera podido esperar en un chimpancé.
Desgraciadamente, la cosa no acabó bien para Santino. Hartos de que apedreara a sus fuentes de ingresos, los responsables del zoo le castraron para reducir su agresividad. en mi opinión esto debería motivarle a tirar más piedras.
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