30 octubre 2011

Tres artículos sobre la primavera árabe

Tres visiones sobre el impacto del islam político en los países de la Primavera Árabe publicados en El País:

Cómo los islamistas, perfectamente organizados, se han aprovechado de las revueltas desorganizadas para encaramarse al poder. Se han propuesto demostrar sus convicciones democráticas, pero sólo se trata de una táctica. El problema del islam es que intenta adaptar la modernidad a sus preceptos, no al revés. Es necesaria una auténtica revolución, una que cambie los esquemas de pensamiento, como la Revolución Francesa. Ganarán los islamistas en Túnez y Egipto, pero debe quedar claro que por el mero hecho de ganar unas elecciones no se tiene carta blanca para volver a la Edad Media.

Cómo el islamismo, durante décadas opositor de las dictaduras del mundo árabe, es el principal beneficiario de las revueltas. Miedo entre los árabes laicos a que el islamismo imponga su visión tradicionalista en las nuevas sociedades.

De cómo los islamistas wahabbistas han pervertido la idea del islam, convirtiéndolo en una doctrina fascista. Islam y política no deben mezclarse. El islam político se basa en tres ideas que el autor critica: la conspiración imperialista, que hay que imponer la ley de Dios para no ser infieles, y que el islam impone una determinada visión de gobierno. Es necesario combatir a los fascistas religiosos.





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